domingo, 26 de diciembre de 2010

OTROS VILLANCICOS



                                               OTROS VILLANCICOS

Sí, ya sé que recién pasó la navidad, pero este domingo es 26 y todavía estamos con el espíritu navideño (espero) como para hablar acerca de músicas navideñas y de algunos villancicos porque, ¿ustedes no están un poco cansados de escuchar siempre los mismos villancicos? Está todo bien con ellos, pero cada año que pasa aparecen irremediablemente cual ardillitas parlanchinas y llega un punto en que decimos: ¡basta por favor!
Es por ello que en este espacio hablaremos de otros villancicos, es decir, de algunas músicas con espíritu navideño, pero no tanto, ¿vió?


Navidades rockeras
En el rock argentino hay muchas canciones que hacen referencia a la navidad, y no precisamente desde el costado tradicional: David Lebón tituló a una de sus bellas canciones amor ‘María Navidad’ (pueden disfrutarla en “Nayla”, 1980) y llegó aún más lejos cuando grabó junto a su hijo una versión de ‘Navidad blanca’ en “Siempre estaré” (1985).
Su coequiper en Serú Girán, Charly García, también hace referencia a este tema en la época de su sinfónica La Máquina de Hacer Pájaros, cuando canta en ´Bubulina’: “Navidad en el cielo, Bubulina se llevó mi amor; el tiempo exacto entre los dos nunca murió…”.
Yendo más atrás, un joven Flaco Spinetta cantaba en 1969 en ‘Gabinetes espaciales’, simple de Almendra: “…y en navidad todos se juntan; y explotan bombas en la Luna…”
León Gieco escribió en 1973 ‘La Navidad de Luis’, pero recién la editó como simple en 1980 cobijado por el sello Sazam Records. Aparece en su compilado oficial, “7 años” (1980) y más tarde la revesiona en “Desenchufado” (1994) y en “El vivo de León” (2003).
Como otras canciones de Gieco, estuvo prohibida durante la dictadura militar, pero, paradójicamente, como otras de sus compañeras, vería la luz ante que se terminara ese período. ‘La Navidad de Luis’, que la incluyó Mercedes Sosa en “Escondido en mi país” (1996) a dúo con el propio compositor,  contiene una letra sencilla, pero emotiva: comienza con la patrona de Luis que le ofrece a éste un pan dulce y un poco de vino para que lo lleve a su casa. A la propuesta, Luis responde: “Señora, gracias por lo que me da, pero yo no puedo esto llevar, porque mi vida no es de Navidad / Señora, cree que mi pobreza llegará al final comiendo pan el día de Navidad / Mi padre me dará algo mejor, me dirá que Jesús es como yo y entonces así podré seguir viviendo….”
Parece que el líder de Ataque 77 decidió cerrar el capítulo de su banda para fundar con integrantes de El Otro Yo y Cabezones, la agrupación Jauría (ya lanzaron su disco debut), pero tenemos que recurrir a “Dulce Navidad” (1989), el disco debut de Ataque 77. Desde allí relatan con tono amargo en ‘Papá volvió borracho a casa (Navidad)’: “Felices Navidades para todo el mundo / Papá llegó borracho como de costumbre / Año nuevo, vida nueva, Año nuevo, impuesto nuevo / Año nuevo, sin champagne, sin pan dulce, sin caviar / Navidad, Navidad, Dulce Navidad…”
Por allí anda el Pelado, Luca Prodan, furioso, arremetiendo contra todo y burlándose de las tradiciones ya impuestas, haciendo su versión del villancico ‘Noche de paz’ (“After Chabon”, 1987), cantando en alemán e inglés, alternado en español la estrofa: “Noche de paz, noche de amor, todos acá por favor / mamá e hijo con antifaz, disfrutando de su noche de paz / sueñan un sueño imposible…”
Los Divididos, en clave de baguala-blues, desde su “Vengo del placard de otro” (2002), compusieron un anti-villancico titulado ‘Villancico del Horror’. Con su habitual ironía y su particular manera de escribir sus letras, Mollo canta: “Feliz navidad, explotó el pesebre, triángulo santo / Quema niño, petardo arrepentido se negó a explotar / Linyera en la axila del 24 al 6 / Napita como aljibe de 1803…”                           
El rosarino Lalo de los Santos, ya fallecido, publicó en su disco debut, “Al final de cada día” (1984), ‘Reflexiones de Navidad’, donde da cuenta de sus impresiones: “Navidad se sufre entre farsas y engaños / de demonios que son santos una vez al año…”
En su disco-libro “Una mirada” (2004), otro rosarino, Litto Nebbia nos muestra ‘La navidad en el mundo’: “Un día sincero quizás tenga menos de lo que alguna vez aposté / En una aldea cualquiera sin tiempo, sin raza precisa / Sin nadie que apure o invada la prisa con un solo día en común porque es navidad…”

Navidad de reserva
Él Mató a un Policía Motorizado es una banda de La Plata que combina el punk rock con el Noise rock que cuenta entre sus influencias a los Pixies, Ramones, Sonic Youth y The Velvet Underground.
Luego de editar “Él Mató a un Policía Motorizado” 2004, la banda se propuso realizar una trilogía de discos cortos (EP), dedicados al nacimiento, a la vida y a la muerte: “Navidad de Reserva” (2005), “Un Millón de Euros” (2006), y finalmente, “Día de los Muertos” (2008).
“La idea nace de querer hacer discos con personalidad, que el álbum sea en sí una obra, con cierta armonía en el concepto principal – comenta Santiago Motorizado, uno de sus integrantes - Lo primero que salió fue la idea de un disco de navidad. Yo estaba escuchando bastante Elvis y Beach Boys, y veía como en una época era un recurso comercial casi obligatorio, salían cosas muy buenas y mucha basura, claro, pero como siempre. Esta buena la idea de hacer eso ahora, fuera de contexto, con una estética más argentina, de calor, decadencia y amor violento.”
“Navidad de reserva” te introduce en un viaje durante 24 minutos de atmósferas sónicas en diferentes estados de ánimo. La audición se torna adictiva a medida que se avanza en el mundo real y descarnado en tiempos de navidad que pintan los platenses. El martilleo incesante de la batería, el pulso del bajo, y las capas de guitarras acentúan las letras cantadas como al pasar, en pocas líneas, pero trazando imágenes contundentes.
“Te persigue la policía en navidad / Es la fiesta que te prometí…” cantan en ‘Navidad en los santos’. Se acuerdan de los desclasados en ‘Viejo ebrio y perdido’; para luego, describir rudamente: “Ellos chocan sus autos en frente nuestro y esperan la atención de todos, siempre / Y yo acá, sangrando vas, el héroe y la muerte están brillando en la arena…” (‘El héroe de navidad’).
Bajan los decibeles en ‘Noches buenas’, bosquejando en pocas palabras una nochebuena: “Estrellas, de verdad, sidra en vasos de metal / Estrellas de verdad, sin pensar y sin hablar / Estrellas de verdad, en la mesa brindarán / Buenas noches, buenas noches, buenas noches...”.
Hay también lugar para el desamor en ‘Navidad de reserva’: “Esta mañana dijiste que no ibas a volver, no importa, es más cómodo así, destruyo mi cuerpo con drogas y alcohol / Nuestra navidad de reserva…”.
En ‘Villancico del final’, acotan: “Calor que quema, se termina la noche, no va a volver, vas a llorar, sos un blando y quema….”; para terminar a todo trance con ‘El árbol de fuego’ cantando sólo dos frases: “Otra navidad…” y “Muerto en navidad…”, intercaladas por la grabación de una muchacha hablando a través de lo que parece un contestador telefónico, mientras Él Mató a un Policía Motorizado sigue sonando, las guitarras cortando la atmósfera de la noche navideña y la frase “Otra navidad…” continua dando vueltas en nuestras cabezas, anunciando que ha pasado otra navidad; o alertando que hay otras navidades, además de la de las mesas abundantes y los arbolitos cargados de regalos.



sábado, 4 de diciembre de 2010

Obras maestras (gatos)

                                             OBRAS MAESTRAS

“El más pequeño gato es una obra maestra.” (Leonardo da Vinci)

A ver: ¿a ustedes le gustan los gatos, o los perros? Porque no me van a negar que hay toda una rivalidad en esta cuestión con un buen cúmulo de razones a favor de ambos bandos. Unos esgrimirán el señorío, el misterio y la pulcritud de los gatos; los otros citarán la bonhomía, la lealtad y el celo de los perros. En cuanto a civilizaciones milenarias, los egipcios adoraban los gatos, ignorando a los perros; en contrapartida, el zodíaco chino posee un signo para el perro, y el gato está ausente.
Todo un tema doméstico, aunque en este espacio el planteo de mi parte ya está definido: si bien me gustan los perros, prefiero los gatos (Harry puede dar fe de ello) y es por esa razón que les traigo músicas y letras que intentan pintar una aproximación al amor que tenemos algunos humanos hacia los gatos.

Pasa algo con los gatos y la música, sino como se explica que dos de los más grandes músicos argentinos se apodaran Gato (Leandro ‘Gato’ Barbieri y Astor Piazzolla, a quién sus amigos y allegados lo llamaban ‘Gato’). Otro músico argentino radicado en España, ya fallecido, lucía orgullosamente su apodo, el rumbero Gato Pérez, el de ‘Gitanitos y morenos’ que popularizó aquí en los ’80 la bella Silvina Garré, (dicho sea de paso compuso ‘Todos los gatos son pardos’).
Si serán importantes los gatos que hasta tienen una danza folklórica con su nombre. Es un baile agraciado y elegante en el que la pareja baila separada, dibuja un juego amoroso, con en el hombre persiguiendo a la mujer. Según la región, el gato puede ser cordobés, polquiado, patriótico, cuyano, encadenado o con relaciones.
Y hablando de folklore, el genial Cuchi Leguizamón tiene algo que decir acerca de los gatos. Con su proverbial manera de contar anécdotas, nos relata una historia acerca de los gatos, en una entrevista realizada por Mona Moncalvillo: “A los gatos los crían, por lo general, las muchachas solteras que hacen la transmigración del amor que no vino con un amor que se va. El gato siempre se va. Pero el gato se las rebusca para tomar la mejor leche, para comer la carne más fresca, pero eso hasta las seis, siete de la tarde, que mantiene la ficción del domesticado, porque no hay solterona que no cree que su gato es domesticado y lo cree una maravilla. Pero cuando aparecen las primeras sombras ya está en el tejado librando sus terribles batallas de amor. Y al otro día aparece herido, sangrante, sucio y la niña exclama: ‘¡Ay mi gatito!’, y lo baña, y le da leche, y le da la mejor cama. Y al otro día vuelve a hacer lo mismo. Los gatos de Salta estaban tan preocupados que han consultado a los psicólogos, y éstos han hecho un estudio y han declarado que todos los gatos de Salta son machistas, que son sádicos, perversos, y le han recomendado terapia de grupo. Y como ya algunos gatos habían conocido el suburbio salteño, que es bastante parecido al porteño, pensaron con razón que el grupo era la terapia…”
María Elena Walsh, compositora de excepción que transitó el folklore y el género trovadoresco, creó en su hermosa obra para niños un verdadero universo gatuno: está el gato Confite, que sufría un terrible dolor de muelas. Justamente fue su enemigo, el perro dentista, quién le recetó como cura un bombón de pescado, porque se apiado del pobre Confite, que sentía la más grande de las penas, la tristeza gatuna. En su ‘Chacarera de los gatos’, María Elena habla acerca de tres morrongos que viajan a Tucumán con la intención de participar en un concurso de belleza para gatos, sin saber que era un concurso… para gato y chacarera. Luego declararían que “Tucumán es feo y triste porque el gato allá no existe.”

Un músico argentino (y rosarino) que es amante de los gatos (y los perros) es Litto Nebbia. Orejita, el gato de su niñez; Judicci, blanco, con cara de rusito; Ramoncito, de su estadía en México; y Lorenzo, todo un caballero, son sólo algunos de los gatos que el ex Gato tuvo a los largo de su vida (y sus divorcios).
“Todo esta locura por los gatos no tiene nada que ver con el nombre de mi grupo de adolescencia – cuenta Nebbia en su biografía - Es cierto que a Ciro Fogliatta (mi compañero con el que formamos el grupo) y a mí nos gustaron siempre los gatos, pero, a la hora de elegir un nombre para el grupo, surgió porque estéticamente nos agradaba y nada más… Es cierto que la figura del gato está relacionada con la noche, la bohemia, la libertad, su independencia, la astucia, la música y las siete vidas… Aún así, cuando me preguntan: ‘¿Por qué le pusieron Los Gatos…?’, respondo por nada en especial…”

Otro loco por los gatos fue Freddie Mercury. Cuando en 1985 lanzó su disco solista “Mr Bad Guy”, escribió en la portada del álbum: “Dedico este disco a mi gato Jerry, también a Tom, Oscar y Tiffany, y a todos los amantes de los gatos de todo el universo. Los demás que se jodan.”
Pero años más tarde Mercury fue más lejos: publicó una canción dedicada a su gata en “Innuendo” (1991), el último disco de Queen en el que participó en vida, no sin tener resistencia de algún integrante del grupo (Roger Taylor). La canción se llama ‘Delilah’ y en ella Mercury habla de  su gata favorita con adjetivos del calibre de impredecible, irresistible, inocente y manzana de mis ojos. Cuentan algunos allegados que Delilah estaba en la cama junto a Mercury cuando éste falleció en noviembre de 1991.

Jorge Luis Borges, uno de los más grandes escritores que nació en esta tierra, creador de bellos poemas que son música, fue un gran amante de los gatos. Por ejemplo, Borges escribió en ‘A un gato’, “No son más silenciosos los espejos ni más furtiva el alma aventurera / Eres, bajo la luna, esa pantera que nos es dado divisar de lejos / Por obra indescifrable de un decreto divino, te buscamos vagamente / Más remoto que el Ganges y el poniente, tuya es la soledad, tuyo el secreto / Tu lomo condesciende a la morosa caricia de mi mano / Has admitido, desde esa eternidad que ya es olvido, al amor de la mano recelosa / En otro tiempo estás. Eres el dueño de un ámbito cerrado como un sueño.” Pedro Aznar le puso música a este poema y lo publicó en “Caja de música” (2000), disco en el que Aznar musicaliza diez poemas de Borges y lo interpreta en vivo, con invitados.
Borges tuvo varios gatos, Odín, que le sobrevivió casi diez años; y Beppo, un gran gato blanco que se llamaba así por un gato que tuvo Lord Byron. “Nadie cree que los gatos son buenos compañeros, pero lo son – dijo alguna vez - Estoy solo, acostado, y de pronto siento un poderoso brinco: es Beppo, que se sienta a dormir a mi lado, y yo percibo su presencia como la de un dios que me protegiera.”.
Dicen que don Jorge Luis le escribió un poema cuando su mucama le contó que Beppo jugaba y atacaba su propia imagen en el espejo: “El gato blanco y célibe se mira en la lúcida luna del espejo / y no puede saber que esa blancura / y esos ojos de oro que no ha visto nunca en la casa son su propia imagen. / ¿Quién le dirá que el otro que lo observa es apenas un sueño del espejo? / Me digo que esos gatos armoniosos, el de cristal y el de caliente sangre, / son simulacros que concede el tiempo, un arquetipo eterno. Así lo afirma, sombra también, Plotino en las Ennéadas. / ¿De qué Adán anterior al paraíso, de qué divinidad indescifrable somos los hombres un espejo roto?”

Surge la siguiente pregunta, ¿por qué a los gatos se los asocia con chicas licenciosas y de vida ligera? Se puede citar ‘Gata de noche’, de Vox Dei; o ‘Rock del gato’, de los Ratones Paranoicos. Lo dejamos así, de otra manera nos adentraríamos en un terreno demasiado escabroso.
Finalmente, para calmar las aguas del otro bando en cuestión, prometo que en el futuro en esta columna aparecerá, como corresponde, un artículo dedicado a los perros, porque nobleza obliga, se lo merecen tanto como los gatos.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¡Ed Motta es música!


                   ED MOTTA ES MÚSICA

“Ed Motta no es músico - escribió el especialista Rodrigo Brandao en la gacetilla de prensa que acompañó el lanzamiento brasileño de “Poptical” (2003), séptimo álbum de su carrera - Es música, de la cabeza a los pies. Canta, toca, compone, produce y arregla. Pero, además de eso, respira música las 24 horas del día.”
Nativo de Rio de Janeiro, Ed Motta creció entre discos de vinilo en el barrio de Tijuca. Su madre contaba que de niño no le gustaban las canciones infantiles, su primer tema fue ‘You’re the Sunshine of My Life’, de Stevie Wonder. A pesar de comenzar a coleccionar historietas, la música pudo más y su obsesión de coleccionista lo ha llevado a poseer más de ¡30.000 vinilos!, de los cuales confiesa no tener uno preferido aunque ante los argentinos dice que atesora algunas rarezas como los primeros álbumes solistas del bajista Alfredo Remus o el segundo trabajo de Pescado Rabioso.
Pero Ed no se quedó solamente con la locura de los coleccionistas, comenzó formando una banda de hard rock bajo los influjos de Deep Purple y Black Sabath hasta que descubrió  el disco “Blow by Blow” de Jeff Beck que lo hizo retomar la senda de la música negra que había mamado desde sus inicios.
Ya en plan solista y luego de tres discos con buenas insinuaciones, graba “Manual prático para festas, bailes e afins, vol 1” (1997) y “Remixes & Aperitivos” (1998), que colocan rápidamente a Ed Motta en una buena posición en cuanto a ventas gracias a éxitos como ‘Fora da lei’ y ‘Manuel’; y lo más importante, estos discos se constituyeron en una fiel muestra de su perfil (aunque no el único): un brasileño con una gran voz (canta en portugués y en inglés y sus rangos vocales alcanzan los niveles de George Benson y Al Jarreau) que cultiva la música negra funk, soul y bailable con un gran dominio de una amplia gama de instrumentos.
En el 2000 Ed Motta prolonga la racha con “As segundas intenções do manual prático”, un disco con las intenciones bailables de sus predecesores, a pesar de contener baladas imbatibles de la talla de ‘Outono no Rio’ y de aproximaciones al jazz latino en ‘A Tijuca em Cinemascope’, un tema sin letra con el aporte vocal de Ed, más el aporte de un sampler de una voz femenina. Pese a la buena repercusión de estos discos, el cambio de década lo toma desprevenido a Ed. Decide pasar una temporada en Nueva York para volver con renovada energía y asociarse con Liminha, productor del mejor pop brasileño. Así nace “Dwitza” (2002), un álbum casi íntegramente instrumental donde Ed desarrolla su capacidad como instrumentista ejecutando esos teclados que tanto le gusta usar y que aparentemente están pasados de moda (piano Rhodes, Mini Moog, Oberheim, Arp String Ensemble y otros teclados vintage); además de utilizar su maravillosa voz como un instrumento más (en muchas canciones utiliza la técnica vocal del scat y muy a menudo canta palabras inventadas). “Fue un disco atípico – explica Ed - Pero me pasé la vida escuchando jazz instrumental, a trompetistas, saxofonistas, pianistas, y quise darme un gusto personal.”
Luego de “Poptical” (2003), un disco mayormente intimista, Ed Motta da rienda suelta a su imaginación con “Aystelum” (2005), combinando el free jazz con los musicales de Hollywood y acentuando los juegos vocales con la inclusión de instrumentos pasados de moda que él solo utiliza, pintando la mayoría de los registros de un tamiz un tanto inaccesible.    
Es cierto que tanto “Dwitza” como “Aystelum”, gozan del prestigio de la crítica especializada europea, norteamericana y japonesa debido a su formato arriesgado y conceptual; mientras que sus discos más comerciales tienen mayor aceptación en Brasil.  
Luego de tres años de silencio discográfico, Ed Motta, siempre inquieto,  edita en el 2008, “Chapter 9”, cantado casi íntegramente en inglés, prescindiendo del funk y el soul que lo caracteriza, para dedicarse a baladas que reflejan los standars de los años 50, cantando letras de Claudio Botelho y Rob Gallagher (este último ex-miembro de la banda de acid jazz Galliano). 
Con su último registro, “Piquenique” (2009), regresa al pop que supo hacerlo conocido y al mismo tiempo, marca la primera colaboración en las letras con la caricaturista Edna López, su esposa hace veinte años, con quien nunca habían realizado algo juntos. “A pesar de que nunca lo hicimos, surgió espontáneamente – cuenta Ed - Comenzó como una broma mientras estábamos en casa tomando vino. Ella fue una gran influencia en este álbum. Considero mis discos como películas. Puedo hacer uno ambientado en una época, otro de investigación científica, de drama o incluso un western. Tengo un sentido bien cinematográfico de la música. Este trabajo es una oda a la alegría, un disco de música claramente pop y encarado concienzudamente de esa manera.”
“Piquenique” no tiene nada que envidiarle a “Manual pratico…” en cuanto a ventas e intención bailable. Desde el comienzo, ‘Minha vida toda com voce’, su primera pista, invita al baile con su optimismo irreductible, al igual que la deliciosa ‘A Turma da Pilantragem’, a dúo con Maria Rita, que te contagian las ganas de cantar (y vivir). Bajando los decibeles, es imperdible el dueto vocal y en composición con Rita Lee en ‘Nefertiti’, donde homenajean a su manera al gran Miles Davis con este tema homónimo a una composición del gran trompetista.
“Ya yo hice muchas cosas diferentes: música para teatro y cine, discos inspirados en el free jazz y otros de pop y funk - dice Ed - Espero no haber agotado todo lo que me falta por descubrir musicalmente.”

Ed Motta es un caso extraño de músico y de cholulo al mismo tiempo. Lo ejemplifica su devoción por Luis Alberto Spinetta. “En realidad, de Spinetta tengo todo. Almendra, Invisible y Spinetta Jade, que es la etapa que más me gusta – cuenta Ed entusiasmado -  No existe nadie igual acá. Sería culturalmente muy bueno para nosotros que tuviéramos un Spinetta. Lo que más recuerdo de mi último recital en Argentina fue mi necesidad de conocerlo. El también tocó en el mismo Personal Fest en el que yo actué en el 2007, y fui hasta su camarín para saludarlo. Es lejos uno de los grandes artistas de América latina. De México para abajo el asunto es con él.”
Se entusiasma hablando de discos de jazz argentinos (Jorge López Ruiz, el saxofonista Chivo Borraro, el pianista Fernando Gelbard) o pregunta por el guitarrista Agustín Pereyra Lucena, cultor de la música brasileña, de quien Ed compró todos sus discos en uno de sus viajes a Japón.
Para demostrar que Ed Motta es música, en cada lugar que visita o en cualquier entrevista que le realizan, se encarga de preguntar por los artistas del lugar o de pedir direcciones de disquerías que trataran en vano de saciar su apetito voraz por consumir música. A los que nos gusta Ed Motta no nos molesta su obsesión de coleccionista, siempre y cuando continúe creando sus joyitas musicales, alternando el pop bailable con los riesgos artísticos.



miércoles, 10 de noviembre de 2010

El hambre y las ganas de comer



    EL HAMBRE Y LAS GANAS DE COMER

Cuando estamos trabajando o haciendo alguna labor, es común que pongamos música para acompañarnos; esas músicas nos sirven, digamos, de compañía. En otros casos, se utiliza para ‘llenar’ un ambiente o local; y por supuesto, está la música que escuchamos en cafés, pubs; o que bailamos en las discos, bailantas u otros lugares bailables.
Pero hay discos (y músicos) que no se pueden escuchar con liviandad. Hay que poner todos los sentidos al servicio de esa música y esas palabras. Son canciones que requieren toda la atención, por su factura letrística, musical y por el propósito con que fueron creadas.
Este es el caso de “El hambre y las ganas de comer” (2010), disco compartido entre el músico Gabo Ferro y el escritor Pablo Ramos que contiene un ramillete de canciones que se meten en tu mente y cuerpo y te sacuden cual vendaval. Hay tres componentes madres en estos temas que los erige como fundamentales, imprescindibles: las letras de Pablo Ramos (por primera vez Gabo prescinde de escribir sus letras); la música de Gabo Ferro (abrevando de la música popular, pero siempre con su sello distintivo); y la voz de Gabo, tan bella como indescifrable, por momentos sensible, a veces desgarradora, siempre personalísima al extremo.
Pablo Ramos es un escritor que estoy descubriendo al mismo tiempo que ustedes, de quién se puede leer sus impresiones y algunos textos en su blog ‘La arquitectura de la mentira’. Pablo conoció a Gabo a través de ‘Madera rosa’, tema de “Canciones que un hombre no debería cantar” (2000), en un momento que estaba mal por un traspié afectivo.
Gabo Ferro es un trovador comprometido con la canción de este siglo (cuenta con dos libros publicados de investigación histórica) y conoció a Pablo Ramos leyendo ‘Cuando lo peor haya pasado’, su primer libro de cuentos. Se prometieron hacer algo juntos, pero fue recién cuando estuvieron a miles de kilómetros de distancia, que nació el proyecto.
Gabo, inmerso en el calor del verano porteño, y Pablo, desde un Berlín con 20 grados bajo cero, con una beca y trabajando en la corrección de ‘En cinco minutos levántate María’, su última novela, comenzaron, vía Internet a trabajar juntos. El puntapié inicial lo dio Pablo, cuando le mandó un mail a Gabo. “Yo sabía que Gabo estaba medio mal y le empecé a mandar mails – le cuenta Pablo a Página 12 - La excusa para los que me preocupan es mandarles mails, y él me preocupaba ese verano. Yo laburaba toda la noche, y cuando terminaba, en ese agotamiento del amanecer, le mandaba las primeras palabras del día. Se las mandaba en el cuerpo del mail, superando todo pudor, porque yo tengo faltas de ortografía cuando escribo, reviso mucho, no tuve una educación muy buena. Empecé a escribir letras; no poesías, letras, que no es lo mismo: soy músico aficionado y puedo entender una métrica, qué palabras necesita una canción.”
Gabo, por su parte y para el mismo medio, explicó: “Soy de los que creen que el que escribe trae, de un otro lugar, algo, y lo pone en esta dimensión. Esa cosa mágica es la manera en la que yo trabajo, tanto para interpretar como para componer una canción. Cuando leo o escucho algo que me conmueve no puedo evitar sentir que hay un lugar de origen donde esa autora o ese autor y yo tenemos algo en común. Y eso me pasó con él. Yo creo tener recuerdos anteriores de haber hablado con Pablo. Sé que nos conocimos en 2006, pero yo creo tener recuerdos de antes y me esfuerzo por encontrarlos. El no me resulta ajeno, físicamente no me resulta ajeno, su voz no me resulta ajena. Creo que hay un lugar original que no puedo explicar y un tiempo original que no puedo explicar. Cuando leí sus cuentos, leí sus trabajos, yo ya los conocía. Y hay momentos en los que leía y sabía lo que seguía en la página siguiente y no porque fuera predecible: conocía de antes ese texto. Somos dos instrumentos, uno de cuerda y otro de vientos pero que están afinados en la misma escala”.
El título del disco surgió después de que un hombre mayor se acercara a Gabo Ferro después de un concierto para preguntarle si el rumor acerca de que estaba por grabar un disco con Pablo Ramos era cierto. Gabo se lo confirmó y el hombre se fue preocupado, después de reflexionar: “Se juntaron el hambre y las ganas de comer”.

Las canciones
“El hambre y las ganas de comer” comienza con ‘Adiós’, tema de una tristeza indecible, mientras Gabo canta: “Cuando las promesas suden a palabras, a ilusiones vencidas / cuando sientas en mis manos la nostalgia de caricias perdidas / ese es el momento de decir adiós, es el momento de decirlo / Cuando al pensarlo parezca fue mentira, lo nuestro fue mentira / y evitemos la mirada, un encuentro que nos deje a la deriva / es el momento de decir adiós, es el momento de decirlo… Adiós, abracadabra de esta agonía / puñal de dos filos clavado en la espina / adiós amor adiós, hasta tal vez algún día…”
‘Codeína’ es otra de esas canciones que te noquean con un cross en la mandíbula con palabras surgidas, tal vez, de rasgos autobiográficos del letrista:
“Como la huella que nunca dejan, los pajaritos, las comadrejas / soy una nube, soy una estrella, un condenado arriba de un vagón / dos bolsas negras bajo los ojos, un gato chueco, otro pelirrojo, un arco iris, un arco y flecha / soy candidato a la crucifixión / Y en el cielo dibujo anzuelos, y en los baños falos extraños, y en las nubes gordos querubes… tengo la lengua como el camaleón… / Subo ascensores, bajo escaleras, rodilla rota rodilla entera / cinco jarabes de codeína (la cocaína, mamá, era peor) / hay un museo en un mausoleo que dice: ‘loco, pronto te espero’ / Hay una nota y es un silbido que va a llevarme derecho al olvido / Y en el cielo dibujo anzuelos, y en los baños falos extraños, y en las nubes gordos querubes… tengo la lengua como el camaleón…”
En ‘Oda paco’, con la participación vocal de Miss Bolivia, Gabo Ferro y Pablo Ramos te hacen reflexionar acerca de los desclasados, los sin nombre, los invisibles:
“(Meto de prepo mis cosas adentro donde estoy latiendo pero muerto)
Nací sin estrella vivo sin ella por tener coraje me crié en la calle /me refugio en ella con un poco de esto paco que es mierda pa’ vos / lleno la mesa de los que me acechan los tigres raros los dementes esos los habilitados pa’ regar mi sangre pa’ cortar mis manos / no elegí este lado no me odies tanto poco me queda / soy de los que duran pocas primaveras verás tan amarga y fría la gris nariz que es un poco lenta / y es mejor que meta mis cosas adentro donde estoy latiendo donde estoy muriendo / yo no soy tu hermano no tengo familia no soy descendiente de tu buena gente / no tengo grafía me faltan los dientes y mi geografía es la de la muerte / no tengo alma pa’ llevarme algo tengo que jugarme mano contra mano / cosecho entierros reparto daños nací y me dieron un fierro en la mano / y esto que es de piedra y dura un rato pa’ vos es mierda sociedad moral/ propiedad estatal documento único nacional identidad no hay / en la cárcel te dan siempre por atrás porque no hay lugar pa’ respetar / a quien no nació ni puede votar ese soy yo / yo soy el que está el que no se ve el que va tapado pero tiene fe un escapulario de mi dios urbano el que compensa tu mente violenta y rubrica sobre la boleta que justifica ese odio enfermo en tu cabeza (ay ay ay) / yo soy del color de esta misma tierra y no tengo nada más que la miseria / mi calma y mis huesos: mierda / mis ilusiones y mi suerte: mierda / mi soledad y mi muerte: mierda / mi humanidad y mis sueños: mierda / al taco: yo soy el que te fuma paco / al taco: yo soy el que se muere paco.”
En “El hambre y las ganas de comer” hay también despecho a ritmo de vals (‘Esta vez lo hiciste’); correntadas que se llevan todo pero que al mismo tiempo lavan la sangre de la última matanza (‘Agua zarpada’); homenaje a las Abuelas de Plaza de Mayo (‘Los que quieran’); mimos al corazón (‘Campito santo’); humor en un desentendido entre amantes (‘Azul’); y elucubraciones acerca del alma (‘Para caer’).
¿Quién sabe?, quizás la sociedad Ferro-Ramos perdure y continúe creciendo hasta transformarse en un clásico de la canción argentina de esta primera década del año 2000. De lo que no hay duda es que si dentro de 60 o 70 años alguien quiere bucear por su alma a través de una buena canción, podrá recurrir a “El hambre y las ganas de comer”, que seguirá tan fresco y lozano como la primera vez que alguien escuchó sus canciones.

martes, 2 de noviembre de 2010

Ay... mi amor...

Atención enamorados y desamorados, ahí va una guía para internarse a través de algunas canciones, por los raros e insondables vericuetos de nuestras pasiones. (Artículo publicado en el diario La Mañana de Bolívar, allí por diciembre del 2006).


                 AY... MI AMOR...


Desde los albores de la historia de la humanidad, en todas las manifestacións artísticas, el amor ha sido la principal fuente de inspiración para los artistas. Es que, ¿qué no hemos hecho los hombres por amor? Y hablo de los hombres, no por una cuestión de machismo, sino porque sólo apenas puedo hablar con cierto conocimiento de mi género y sus padecimientos.
Las historias de amor, como sus combinaciones, sus tragedias y sus finales felices, son infinitas. El destino, la casualidad, la crueldad, el engaño, el drama y tantos otros elementos entran en juego para que el amor continue, se desande o esfume. Y ahí vamos los hombres, detrás de quimeras, locuras o desvaríos; ahí vamos detrás de amores imposibles, prohibidos, para toda la vida o por una noche...
Y en el camino, en la búsqueda y en el soñar, está la inspiración, esa que hace a los poetas y a los compositores soñar despiertos, mientras tanto, nosotros, el resto de los hombres, sufrimos escuchando...
A continuación les brindo una lista de canciones ilustrativas sobre amores y desamores absolutamente personal que ustedes podrán agregar o quitar dependiendo de gustos o sufrimientos correspondientes:

Romance de Curro "el Palmo" - Antonio Vega o la tragedia de Curro:

"Ay mi amor, si tí no entiendo el despertar
Ay mi amor, sin tí mi cama es ancha
Ay mi amor, que me desvela la verdad
entre tú y yo, la soledad y un manojillo de escarcha..."

Canta Antonio Vega el tema de Serrat. Terrible canción de amor imposible. Himno al amor no correspondido. Al desamor se le suma la burla y Curro, luego de entregarse a toda clase de desenfrenos, muere cantando de pena...

Ruido - Joaquín Sabina o la crónica de una muerte anunciada:

"Descubrieron que los besos no sabían a nada
hubo una epidemia de tristeza en la ciudad
se borraron las pisadas, se apagaron los latidos,
y con tanto ruido no se oyó el ruido del mar..."

'La canción perfecta' de Sabina. Por la historia, por su poesía, por la música con la justa tensión dramática al servicio de la historia, por la exacta simbiosis entre letra y música. Para sufrir indefinidamente escuchando o para sufrir escuchando indefinidamente...

Lobo López - Kiko Veneno o la oportunidad desperdiciada:

"Iba el Lobo López tragando saliva
por no hablar a tiempo su amor se le iba
y pensar que ahí fuera hay todo un plantel
de chicas hermosas, flores temblorosas, por dejarse comer..."

¡Atención amantes de todas las mujeres! El tipo es un mujeriego empedernido pero hay una sola mujer que lo desvive. Está claro que Lobo López perdió su oportunidad por no decidirse entre el amor de su vida... y el resto de las mujeres...

De alguna manera - Luis Eduardo Aute o el manual para el olvido:

"De alguna manera tendré que olvidarte
por mucho que quiera no es fácil ya sabes
me faltan las fuerzas, ha sido muy tarde
y nada más, y nada más, apenas nada más..."

El terrible sufrimiento (y a menudo imposible) de intentar olvidar 'el amor' de nuestras vidas. Faltan las fuerzas, las horas se estiran, las noches te cercan y el recuerdo te atormenta... No se aconseja su audición en endeble condición anímica...


No te quiero sino porque te quiero - Antonio Vega o el amor a sangre y fuego:

"No te quiero sino porque te quiero y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a tí te quiero, te odio sin fin y odiándote te ruego
y la medida de mi amor viajero es no verte y amarte como un ciego..."

En un disco escondido, tributo a Pablo Neruda, Antonio Vega musicaliza este poema de Neruda que paraliza. La canción con aires acústicos transcurre lánguidamente 'a sangre y fuego'. Altamente recomendado (en dosis cuidadosamente prescriptas) para los torturados y desahuciados.

Isn't a Pitty (No es una lástima) - George Harrison o el final poco feliz:

"Isn´t it a Pitty (No es una lástima)
 Isn´t it a Shame (No es una vergüenza)
 How We Break Each Other's Hearts (Cómo nos rompimos el corazón el uno al otro)
And Cause Each Other's Pain (Y nos causamos dolor)
How We Take Each Other's Love (Cómo tomamos el amor del otro)
Without Thinking Any More  (Sin pensar nunca más)
Forgetting to Give Back  (Olvidándonos de devolverlo)
Isn't it a Pitty... (No es una lástima...)"

Digno cierre con esta terrible balada de amores y pérdidas. El gran Harrison canta y se desangra por ese final no esperado. El tema va in crescendo a medida que transcurre, al mismo tiempo que aumenta la pena y el desgarro...


Llegamos al final. Espero que les haya servido de algo este ramillete de canciones; algunas de ellas nos brindan cierto consuelo, otras son un bálsamo para nuestras penas.
Es así nomás, desde tiempos inmemoriales nos consagramos al amor con éxitos y fracasos. Lo buscamos con resultados inciertos, pero sin cejar, aún sin conocer las derivaciones y en que condiciones terminaremos en el intento.
Salud a los enamorados y a los desenamorados. Salud a los que celebran el amor, y a los que lo sufren, escuchando canciones...

P.D: un agregado que nunca apareció y que merece ser publicado. De un disco viejito de Jairo, “Flechas de neón”, con letras de Daniel Salzano y música del propio Jairo, va una bella canción sobre el amor que servirá de digno broche de cierre.

Canción de los aerolitos

Lo que dijo la sueca Ingrid Bergman
Al saber por quién doblan las campanas
Es lo mismo que dijo el mago Mandrake
Al ver dormir a la princesa Lana

Lo que dijo la novia de Gardel
Al sentir el rayo misterioso
Es lo mismo que dijo el Fantasma de la Ópera
Al ponerse para siempre la careta

Amor mío… amor mío….

Lo que dijo el mono King Kong
Lo que dijo el astronauta
Lo que dijo Ingrid Bergman
Lo que dijo el Fantasma
Es lo mismo que yo digo ante la máquina del bar
Cuando veo caer los aerolitos

Amor mío… amor mío…

miércoles, 27 de octubre de 2010

Palabras santas (Tributo al Cuchi Leguizamón)

Hola, les presento una reseña y transcripción de una gran disco en vivo del Cuchi Leguizamón que publiqué en el diario La Mañana (Bolívar).

                      PALABRAS SANTAS

El Cuchi Leguizamón fue un compositor fundamental de nuestra música popular. Sus obras reflejan refinamiento musical y la profunda raigambre que el compositor tenía con su medio ambiente. Sus temas, escritos junto al poeta Manuel J. Castilla, poseen entidad de clásicos. Gran parte de los músicos actuales en algún momento de sus carreras han caído bajo su influjo (podríamos rastrear por lo menos una decena de discos con su repertorio, sin contar aquellos que contienen muchos de sus temas).
En cuanto a la relación del Cuchi con la industria del disco, Juan Martín y Delfín Leguizamón, dos de sus hijos, comentaron: “El Cuchi se llevó toda su vida muy mal con las discográficas. Nunca aceptó que le impusieran condiciones leoninas de contratación, y mucho menos limitaciones a su obra. Decía que los empresarios de las discográficas tenían que preguntarle a él cómo se hace un disco, no enseñarle a hacerlo.”
Pero el Cuchi también fue un personaje en sí mismo, gran contador de cuentos y anécdotas, era un conferencista de excepción porque combinaba sabiamente el humor, lo popular y la erudición. A menudo, solía presentarse él solo con piano. Con su particular tono provinciano, el Cuchi elaboraba bellos prefacios para presentar sus temas. Y esas introducciones se constituyeron en obras en sí mismas, en pequeños capítulos de alguna enciclopedia del folklore argentino.
Una muestra cabal de lo que era una recital de Leguizamón es “Cuchi Leguizamón en vivo en Europa” (1991), registro que editó el diario Página 12 allá por el año 2004. “Una chica francesa que vino a estudiar bandoneón con Rodolfo Mederos había ido al concierto y trajo la grabación. Me contactó y me dio una cinta que guardé por unos años - cuenta Delfín Leguizamón - Liliana Herrero nos pinchó para que lo editáramos. No teníamos idea de los pasos que había que dar, pero nos pareció que era importante hacerlo.”
Y así “Cuchi Leguizamón en vivo en Europa” salió a la luz para beneplácito de sus seguidores y amantes la cultura popular argentina.
Lo que leerán a continuación es una transcripción textual de las palabras del Cuchi presentando tres de sus temas. Obviamente, se pierde su portentosa voz, sus inflexiones, esa risa endiablada que se escapaba de su bocaza, pero al menos es un intento de aproximarse a su arte. También es una invitación para buscar y disfrutar este registro, que contiene un ramillete de palabras santas a cargo de don Gustavo Leguizamón, el Cuchi para todos nosotros.
(Una aclaración: cuando el Cuchi se refiere a Manuel o al Barbudo, está hablando del poeta Manuel J. Castilla, su letrista favorito).

Maturana
“Alguna vez nos llegamos hasta el río Lavallén de Jujuy con Manuel buscándolo al chileno Maturana, un hachero que se había aquerenciado a orillas del Lavallén. Ahí, en sus días de fiesta, los sábados, se producían sus memorables asados. Nos invitó una vez para que fuéramos. Llegamos, nos recibe la mujer, una chilena buena moza, muy criolla, sonriente. Le preguntamos por su marido y dice: ‘Ahí está ve, haciendo el asado. Recién se ha estado quejando, estaba acordándose de su tierra chilena, dice que quiere volver. Yo no lo entiendo, esta aquí y vive llorando su tierra chilena; va a Chile y vive llorando la tierra de Lavallén’.
Entonces, el Barbudo le dice: ‘Nooo… hay que avisarle a Maturanita, con la tierra no caben dos amores. Se puede querer a dos tierras, pero no al mismo tiempo. No hay que armar entrevero sino va a sufrir mucho’, y se reía el Barbudo.
A todo esto, llegó Maturana, un hombre criollo fabuloso, un chileno increíble, y yo lo veía a Manuel que anotaba algunas cosas. Entonces cuando salimos le dimos un abrazo, nos despedimos y Manuel me dice ‘Ya he hecho la letra’, escuchá: ‘El que canta es Maturana, chileno de nacimiento / anda rodando con toda su tierra adentro / andando por estos pagos en Salta se ha vuelto hachero / si ha de voltear un quebracho su sangre llora primero…’

El aveloriao
“El aveloriao es un personaje del norte argentino. A veces se nos muere algún amigo y vamos todos al velorio. Allí se da el pésame, las mujeres lloran, algún chango también lagrimea acordándose del difunto. En ese ambiente triste de la muerte entran al velorio. Y ya prontito el criollo se cansa de la muerte, de la tristeza y empiezan a contar cuentos. Y los cuentos van subiendo de tono, y por ahí, hay alguna vieja que está escuchando el cuento, pasa y dice: ‘¡Hay… Por favor, en respeto del difunto no cuenten cuentos tan verdes!’ La gente se calla y enseguida aparece algún aguardiente para mejorar la situación. Y vuelven otra vez a empezar los cuentos o alguien vuelve adentro para hablar con la mama del difunto, o la mujer y acordarse y llorar un poco. Pero el criollo no tiene paciencia a todas estas cosas. En seguida ya se olvida y está pensando que la alegría lo puede solucionar todo. Así va pasando el velorio hasta que llega el amanecer, con copas, sin dormir y van a enterrarlo por fin. Bueno, llegan, lo entierran, alguien dice un discurso y ya carancho a su rancho, como dicen los criollos, cada uno se va para su casa. Entonces el aveloriao, este personaje que les quiero señalar, sale y va desubicado de la existencia, entre la pena, la amanecida y las copas, son todos desenchufantes de la realidad electrónica provinciana. Y por ahí pasa algún ejecutivo que está apurado y le pega el grito y frena, porque casi lo atropella y le grita: ¡aveloriao!
Ese es el aveloriao, justamente, el que ha estado en el velorio, que no conecta naturalmente con la vida. Al día siguiente todavía está en la pena, todavía está en esa reflexión obligada de lo que es la brevedad de la vida.
Bueno, y una vez se me ocurrió a mí aveloriarme y llego a mi casa, amanecido, y digo, bueno, voy a componer una chacarera para el aveloriao y empiezo a tocar, se me entreveraban los temas, me salían unas disonancias, y digo, ‘cómo me voy a poner a corregir todos estos errores que son propiamente del aveloriao’ Tiene que quedar así, y así quedó.”

El rococo
“Los rococos de mi tierra son sapos muy grandes. Es un gran cantor, ellos cantan en los vados de los ríos, es decir, en los charcos aledaños al río donde hay agua tranquila. Se los ve comenzar el canto, hacer tuttis corales y sobre todo: ¡yo no sé si existe o no una batuta secreta que los hace callar a exacto tiempo! Yo he afirmado, con la irresponsabilidad que se me caracteriza, que los rococos tienen una cultura coral. Lo que sucede que en este mundo de las contradicciones en donde le negamos la posibilidad de conciencia en la comunicación a los animales… tenemos que pensar que hemos cometido muchas injusticias. En pleno medioevo se pensaba que las mujeres no tenían alma, después hubo que reformar la tesis; y no me cabe la menor duda que se va a reformar la tesis con respecto a los pájaros, a los animales que cantan con una profunda conciencia de lo que es el canto.
Todo el mundo dice ‘tal pueblo es el inventor de la chacarera’, ¡mentira!
La chacarera está en el rococo, el rococo tiene dos cantos. No sé, en una de ésas puede haber rococos en Alemania, no sé, creo que es americano. Parece que fuera la voz de la propia tierra. (A continuación, con su proverbial habilidad el Cuchi comienza a imitar un canto del  rococo): Ese es el canto del rococo suelto; pero muchas veces, el rococo, en cantos colectivos, con otros rococos, hacen este canto que es el ritmo exacto de la chacarera (e imita los sapos haciendo el ritmo): Esa es la chacarera, dos salsares en su tiempo de 3x4, con menos palabras no se puede explicar el ritmo endiablado de la chacarera, que no es nada más que eso, que lo conoce perfectamente el rococo.”

Un nuevo programa

Hola, hoy les traigo un nuevo programa, con algunas novedades:



                               SIN FRONTERAS                          30-OCT-2010

19.00 APERTURA
PAUL ‘Fine Line’ (1) 3.05   “Chaos and Creation in the Backyard” (05)
McCARTNEY   ‘How Kind of You’ (2)   4.47

IVAN LINS   ‘Love’   (6)    3.59

19.20 CORTE
‘Maturana’  (3)  4.32  CUCHI LEGUIZAMÓN  “EN VIVO EN EUROPA” (1991)
                    (1)  4.08   CHANGO FARÍAZ GÓMEZ

RICHARD COLEMAN   ‘Dale salida (From the Beginning) (17)   3.46
EMERSON, LAKE & PALMER   ‘From the Beginning’ (4)   4.13  “TRILOGY” (1971)

19.40 CORTE
ZAMBAYONNY  ‘Las horas de la vida’ (6)  3.09  “Salvando las distancias’ (2009)
ANDREA ECHEVERRI  ‘Vagabundear’ (4)   3.21  “SEÑORA, ELLAS CANTAN
LAURA SIMÓ  ‘Fiesta’   (8)  3.07                                   A SERRAT” (2010)
FERNANDO BLANCO y NUBE 9  ‘Todos los caballos blancos’ (14)  3.30

20.00 JINGLE
CUARTETO CEDRÓN   ‘Canción sin verano’  (10)   3.58
SUPER RATONES  ‘La autopista del sur’ (6)  3.13
PEDRO AZNAR  ‘Esto lo estoy tocando mañana’  (8)  3.40

20.20 CORTE
QUEEN   ‘I Want to Break Free’ (5)   4.17    “THE WORKS” (1983)
                   ‘It`s A Hard Life’ (7)   4.08
 
HOPPO!   ‘Canta tu canción’ (4)   3.51     “HOPPO!” (2010)
                 ‘Replica del corazón’   (7)    4.09

20.40 CORTE
FLAMING LIPS    ‘After the Gold Rush’ (3)   4.11
ROGER    ‘The Pros & Cons of Hitch Hiking’ (10)   4.35   “IDEM” (83)
WATERS   ‘Radio Waves’   (11)  4.30   “RADIO KAOS” (1987)

21.00 CIERRE 

Hay una doble versión de 'Maturana', el clásico de Leguizamón y Castilla, con el propio Cuchi interpretando su tema con una presentación imperdible como prefacio (a propósito, a continuación de esta entrada, va otra con una reseña de uno de sus discos en vivo).
Esta bueno el tema de Richard Coleman (se presentó el viernes pasado en Bolívar), adelanto de su próximo álbum solista, con acordes de 'From The Beginning' de Emerson, Lake & Palmer, y de paso aproveché para programar el tema de ELP.
Como novedad, "Señora: ellas cantan a Serrat", interesante tributo femenino al Nano.
De 'Guardado en la memoria', tributo a León Gieco, la excelente versión que realiza Fernando Blanco y Nube 9 de 'Todos los caballos blancos'. El bloque temático gira en torno a Julio Cortázar. Seguimos con la discografía de Queen y les presento Hoppo!
Hopp0! es la agrupación de Rubén Albarrán, voz de Café Tacuba, que en tren acústico recorre un repertorio folklórico latinoamericano que Albarrán extrajo de los discos de Mercedes Sosa que escuchaba en su niñez y adolescencia.
Por último, una versión muy loca (como siempre) de un tema de Neil Young a cargo de los Flaming Lips; y dos canciones de Roger Waters (de sus primeros discos solistas), como preámbulo a sus nuevos conciertos con "The Wall".
Chau, nos vemos

viernes, 22 de octubre de 2010

Litto Nebbia, Celebraciones

Hola, como están. Quiero compartir con ustedes dos artículos que publiqué en el diario La Mañana de Bolívar (Argentina) sobre el músico Litto Nebbia. El primero trata sobre las sensaciones que sentí al presenciar un recital suyo en Olavarría; el segundo es una reseña sobre "Una celebración al rock argentino", la deslumbrante caja de ¡9 cds! que editó Litto a través de su sello Melopea.


                  CEREMONIA

Domingo a las diez de la noche, está frío y tranquilo en Olavarría. Llegamos con el propósito de concurrir a Habemus Bar, un boliche ubicado a media cuadra de la plaza del centro de la ciudad. Esa noche está programado un concierto Litto Nebbia. El lugar no es muy grande, (capacidad para 100 personas aproximadamente), tiene su encanto aunque quizás le falten algunos detalles. Falta una hora para que comience el show, la gente se va ubicando lenta y cansinamente en las hileras de sillas que se dispusieron a modo de plateas improvisadas.
Hay cierta expectación en el ambiente. La mayoría de la gente presente ya ha pasado los cuarenta y todos tienen un aire cómplice porque saben que son incondicionales. Al frente nuestro, un escenario donde se dejan ver un sintetizador con doble hilera de teclados y un estuche de guitarra, dos micrófonos y dos sillas de madera, de esas antiguas, tan características y no tan cómodas.
A las once el local está casi completo, veinte minutos más tarde aparece Nebbia, 61 años dignamente llevados, la calva hace rato que reina en su cabeza, pero conserva los pelos largos y rebeldes a los costados, algunas canas en su ya clásico bigote gatuno, algunos kilos de más que se hacen muy notorios en la papada. Su vestimenta, tan personal como siempre: saco de tafetán azul eléctrico con ciertos destellos, camisa de seda liviana con otro tono de azul, pantalón negro con finas rayas surcadas a lo largo y una chalina de gasa color lila claro. Completan su ocasional atuendo unos anteojitos de marco pequeño que no se sabe sin por necesidad o coquetería.
Litto dice hola, gracias. Se siente frente a los teclados y comienza con ‘El mundo necesita y un amigo’ y ‘Está en tus manos’, canción que compuso para un día del amigo. Está intacto, los miles de cigarrillos fumados y el alcohol consumido no han hecho mella en su garganta.
Cuenta que este último tiempo tuvo dos contactos vía Internet que le ofrecían poesías para que les pegue un vistazo. En los dos casos les puso música y se transformaron en dos discos ya editados. El primero, aparecido el año pasado, se llama “Cien años de Yupanqui, Mi madre tierra” y contiene letras de Cecilia Alejandra Nella y es obviamente un homenaje al gran Atahualpa con Litto y su grupo la Luz como intérpretes junto a las voces invitadas de Suma Paz, Emilio Del Guercio, Leo García y el Coro Vocal Melopea.  “Soñando barcos” (2009) es producto de otra musicalización que en este caso Litto realizó sobre textos del poeta Juan Mari Montes, español, de Salamanca, amante de la música de Nebbia. De este trabajo, por ahora sólo editado en España, Litto canta ‘Si te vas’ y cuenta que Ana Belén la incluyó en su último disco.
Le sigue ‘Si tu pelo está mojado (No sé)’, escrita en Madrid en un cuarto de hotel a mediados de los 80, luego de escuchar experiencias de residentes argentinos en España.
A ‘Cuando te veas crecer’, lindo tema de “Llegamos de los barcos” (1982), le sigue ‘Como dos extraños’, tango de Laurenz y Contursi que Litto interpreta asiduamente. Luego, sobre una base musical de ‘Último tango en París’, de otro rosarino, Gato Barbieri, Litto frasea ‘Contigo a la distancia’, bolero que su padre solía cantar profesionalmente. ‘Un poco de vida’ es el último tema de la primera parte del show que no tuvo descanso ni interrupciones.
A continuación, Nebbia toma la guitarra y habla sobre las diferencias ente las canciones interpretadas con guitarras y teclados. Hace algunos acordes en la guitarra, bromea diciendo que hay gente, incluso músicos, que le llaman acordes de jazz a lo que él hace porque sencillamente no los conocen. El set de guitarra incluye canciones de Los Gatos, ‘Sueña y corre’ (Litto con Pappo en versión original) y ‘El rey lloró’ (uno de sus primeros grandes temas, escrito a modo historia fabulada), glorias de su primera época solista (‘El bohemio’, ‘Vamos negro fuerza negro’) y la bella y litoraleña ‘Canción del horizonte’ (escrita en México en 1980). Por último ‘Coplas del musiquero’, escrita especialmente para el trío que formó con Lucho González y Bernardo Baraj a principios de los 90.
Vuelve a los teclados para realizar una versión caliente de ‘Quien quiera oír que oiga’, tema con música de Litto y letra de Eduardo Mignogna que se estrenó en la banda de sonido del film del propio Mignogna, ‘Evita, quién quiera oír que oiga’, cantada por Silvina Garré en esa oportunidad.
A continuación es el turno de ‘El otro cambio, los que se fueron’, clásico que Nebbia escribió inspirándose en esos barrios que nunca pasa nada hasta que uno se va. La canción, publicada en “Muerte en la catedral” (1973), se iba a llamar ‘Tiempo de Arlt’, pero el autor no la pudo registrar porque le comunicaron que para llevar el nombre de una persona en una canción, debía obtener la autorización firmada de dicha persona.
Vuelven Los Gatos cuando Litto ataca ‘Viento dile a la lluvia’ (una de sus primeras canciones con repercusión internacional). En el último tramo del recital somos testigos del reencuentro con ‘La balsa’, máximo éxito de Nebbia con los Gatos, que el rosarino recién comenzó a interpretar iniciado el 2000. Se despedirá con ‘Solo se trata de vivir’ (escrita en San Luis de Potosí, México en 1980) y ‘No importa la razón’ (de la misma época), esta última también con fondo musical de bossa de ‘Último tango en París’.
Viéndolo en vivo uno se da cuenta de la pasión que lleva a cuestas. Respira música las 24 horas del día: tocando, componiendo, grabando, produciendo a través del sello Melopea, brindando shows con su grupo y sólo, como en esta oportunidad.  Sólo los diferentes pueden eclipsar al público ellos solos con una guitarra o un teclado, es en ese momento cuando no podemos permanecer impasibles ante un tipo que fue uno de los fundadores del rock argentino, que ha escrito cientos de canciones y grabado tantos discos de el género que se nos ocurra y que está ahí ante uno y otras noventa y nueve personas tocando tan apasionadamente como si estuviese en el Teatro Colón. Es en esos momentos cuando se palpa la estatura de un artista.
Litto se baja del escenario, debe pasar por entre el público de la misma manera que entró. No todos conocen su proverbial timidez, y así se va, aplaudido, dejando una especial sensación de magia, de esas que sólo los elegidos y pasionales producen. Litto Nebbia es uno de ellos y la centena de privilegiados que nos dimos cita a esa ceremonia estamos de acuerdo.

Cierre que debió ser apertura
Hace 35 años que lo sigue a Litto Nebbia y hasta hoy no lo había visto en vivo. En realidad lo conocía de antes, su memoria auditiva registraba entre los discos de sus padres, algún lp de Los Gatos, mezclado con otros de Los Iracundos y de María Elena Walsh. A los 12 o 13  años escuchó por primera vez en un programa de Fernando Bravo una canción de Nebbia de sus primeros discos solistas, puede haber sido ‘La ventana sin cancel’, ‘Luis se cayó de la higuera’ o alguna otra, no interesa el título, lo importante es que quedó impregnado del misterio: la voz, su forma de cantar, el característico tarareo, los acordes, la letra, su atmósfera tan personal…
A partir de ese momento Nebbia se convirtió en un amigo fiel, de esos que siempre están ahí, con el consejo certero, para acompañarlo y nunca defraudarlo.
A veces se sentía solo con su gusto, Nebbia nunca fue masivo y pocos lo conocían y de esos, muy pocos lo disfrutaban; pero no le importaba, esa amistad crecía día a día y se hacía más fuerte. En esos días no era fácil obtener material de un músico de sus características, pero con paciencia y amor fue recopilando y armando de a poco el universo de su amigo.
El tiempo pasaba y Litto siempre estaba ahí, con sus músicas, sus letras, su ejemplo de vida. Su timidez e indecisión le impidieron verlo personalmente. Ahí estaban sus discos, sus reportajes, los diarios y revistas. Un día tenía que ocurrir, un amigo le avisó que Nebbia se presentaba en Olavarría y hacia allí fueron. Al encuentro lo vivió como una ceremonia, no cruzó una palabra con él, sólo lo hizo con su esposa. No intentó abordarlo, quizás pensó que dos tímidos frente a frente no iban a funcionar. Lo importante para él ya había ocurrido, el círculo se había cerrado, su amigo no lo había defraudado y el misterio continuaba vigente como siempre.




                           CELEBRACIÓN 

Sólo un pionero del rock argentino como Litto Nebbia es capaz de realizar semejante homenaje a una etapa musical. “Una Celebración al Rock Argentino” es una caja de 9 discos y un libro informativo que recrean parte de la primera etapa del rock vernáculo. La entrega tiene un subtítulo aclaratorio: “Primera Generación 1963-1973”, aunque haya algunas lógicas y perdonables licencias. Cada disco abarca un período o exponente y en cada uno de ellos hay un cruce de generaciones de músicos que interpretan y versionan los temas seleccionados para la ocasión, en consecuencia se producen reuniones históricas que enriquecen los temas. Artistas que cantaron sus canciones décadas atrás, participan con sus temas en este homenaje (Nito Mestre, Willy Quiroga, Rodolfo García); además, hay composiciones que están recreadas instrumentalmente pero conservando su espíritu original (Ricardo Lew, Lito Vitale, Leo Sujatovich, Carlos Buono); y hay canciones que están interpretadas por las nuevas generaciones con respeto y fruición; también podemos toparnos con devoluciones de gentileza como las de Roque Narvaja cantando el tema de Cantilo, ‘Che ciruja’, y Miguel Cantilo interpretando ‘Malena, no te rindas’, de Narvaja.

“Hace varios años se me ocurrió la idea de grabar un gran manojo de las canciones del Rock Argentino. Poder reunir una espacie de Songbook, como una gran exposición de lo realizado en estos años – amplía Litto Nebbia acerca de esta ambiciosa producción que comenzó a realizarse en el 2007 y recién este año pudo ver la luz con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Nación - Las puras canciones como son, sin caer en el ‘cover’, ni tampoco pretender sofisticarlas exageradamente. Sólo permitirnos, justamente a modo de homenaje, la interpretación que cada quién realiza a su estilo, como así también algunos momentos de interpretación a cargo de instrumentos solistas.
Soy conciente que a pesar de lo ambicioso de esta producción, 200 canciones por más de 100 artistas, resulta minúscula frente al volumen real de lo que se hizo durante estos 40 años. De este modo, esta obra trata de conmemorar y celebrar gran parte de lo que pasó.”

El volumen 1 está dedicado a Los Gatos Salvajes y Los Gatos, agrupaciones fundacionales dentro del rock argentino, que marcaron la pauta para comenzar a transitar el rock argentino en castellano. Fito Páez con Los Gatos navega en ‘La balsa’ y más adelante nos recrea ‘Viento, dile a la lluvia’; Andrés Calamaro, acompañado por las guitarras de Nebbia, realiza ‘Madre escuchame’; Luis Alberto Spinetta, desde su estudio La Diosa Salvaje, versiona con su cuarteto ‘El rey Lloró’ (el Flaco ya la había interpretada en su recital de las Bandas Eternas en Vélez el pasado diciembre); finalmente, Gonzalo Aloras descubre la conexión entre la bossa y Los Gatos en ‘Lo olvidarás’.
La explosión poética y la ruptura musical la realizará en 1968 Spinetta con Almendra, banda que ocupa la segunda entrega de esta celebración, que abre y cierra con interpretaciones rosarinas de ‘Muchacha ojos de papel’: primero Jorge Fandermole; y en el final el ya desaparecido Lalo de Los Santos; Rodolfo García, el baterista original de Almendra, canta junto a Nebbia, ‘Campos verdes’; otro integrante de Almendra, Emilio del Guercio, desgrana la bella ‘Hoy todo hielo en la ciudad’. El ex Vox Dei Ricardo Soulé, se rodea de un supergrupo (Gustavo Bazterrica en guitarra; Nebbia en teclados; Alejandro Medina en bajo y Rodolfo García en batería) para cantar el mítico ‘Color humano’.
Moris, Miguel Cantilo, Roque Narvaja y el Arco Iris de Gustavo Santaolalla componen la tercera entrega de esta celebración: Los Super Ratones muestran ‘Sábado a la noche’ de Moris; Beto Satragni con la Montevideo Groove, explora ‘Muchacho del taller y la oficina’ del mismo autor; mientras que Nito Mestre, acompañado por Nebbia, embellece ‘Menta y limón’ (Narvaja) y ‘Mañanas campestres’ (Arco Iris).
El rock duro y el blues con sus exponentes fundamentales componen el cuarto volumen: Manal está bien representado por su bajista en ‘Avenida Rivadavia’; mientras que La Mississippi se luce en ‘Jugo de tomate’. Hay dos excelentes interpretaciones de Pappo’s Blues: la de Pez (‘Una casa con diez pinos; y la del periodista y músico Claudio Kleinman (‘El viejo’). Por último, Rubén Goldín brilla en ‘Ritmo y blues con armónica’ de Vox Dei.
1972-73 fue una etapa muy rica para el rock argentina, el florecimiento de Pescado Rabioso, Aquelarre, Huinca y Color Humano, influenciados por la psicodelia y el rock sinfónico, hizo que se abriera un panorama insospechado. El quinto disco de “Una Celebración…” está dedicado a ese momento. Abre ‘Cruzando la calle’, a cargo de Gustavo Bazterrica (guitarrista de La Máquina de hacer Pájaros y Los Abuelos de la Nada); la escena electrónica está representada por Jingo (‘Cosas rústicas’, de Color Humano); el Quinteto Ventarrón, en cambio, aborda desde el tango ‘Yo soy tu voz’ (Nebbia, grupo Huinca’); finalmente, los momentos acústicos se los llevan con presteza Adrián Abonizio (‘Violencia en el parque’, Aquelarre) y Nito Mestre (‘Dulce 3 nocturno’, Pescado Rabioso).
Al volumen 6 lo representan Sui Generis, León Gieco y Charly García, que pintan la etapa folk de la época (se incluyen temas de Serú Girán y de los primeros discos solistas de Charly). Nito Mestre, protagonista fundamental de esos días, canta ‘Confesiones de invierno’ (Sui Generis) acompañado por Nebbia y ‘Rasguña las piedras’ en una versión casi tecno (con Nebbia en teclados y la guitarra de David Lebón). Andrés Calamaro se le anima a ‘Hombres de hierro’ (Gieco); Nebbia con Rodolfo García recrean ‘Yo no quiero volverme tan loco’; mientras que Gonzalo Aloras, con Claudio Cardone en sintetizadores, abordan ‘Cinema Verité (Serú Girán). Cierran Mestre y Nebbia cantando ‘Charly’, sentido tributo con letra de Suma Paz y música del propio Nebbia.
‘Artistas varios y Dedicatorias’ se titula el séptimo cd, que agrupa solistas y bandas casi olvidadas pero que ocupan un sitial importante en el rock argentino y el uruguayo. Los temas de Los Mentales, Los Mockers, Alma y Vida, El Reloj, La Barra de Chocolate y Los Iracundos son protagonistas en este volumen. Participa Hugo Fattoruso, integrante de los Shakers, grupo que inicio la movida rockera en Uruguay.
La enorme figura de Luis Alberto Spinetta amerita su protagonismo total en el octavo disco. La participación de dos Silvinas endulzan esta entrega: Garré en ‘Canción de los días de la vida’ y Ávila, con César Franov, en ‘Ella también’. Mientras Nebbia hace ‘Elementales leches’ (Invisible) y Fito Páez ‘A Starosta, el idiota’ (Pescado Rabioso), el guitarrista Ricardo Lew se despacha con una monumental versión en tiempo de jazz de ‘Muchacha ojos de papel’.
El creador de este tributo se reserva el último cd: Fito Páez comienza con la bella balada ‘Un ratón en vacaciones’; continúa Silvina Garré con el clásico ‘Solo se trata de vivir’. Puntos altos son los de Emilio del Guercio, guitarra y voz para ‘Gloria y guitarra’. Finalmente, Miguel Cantilo, acompañado por Ulises Butrón en guitarra, Nebbia en teclados y Black Amaya en batería, se luce en ‘Fuera de la ley’, tema de Los Gatos escrito en su momento para el lucimiento de Pappo.

Litto Nebbia pretende realizar en el futuro una producción similar homenajeando la música estadounidense e inglesa de la época. Dice que convocará a músicos y bandas que sepan de quién habla cuando cita a The Kinks, The Animals, The Hollies, The Zombies, The Lovin Spoonful, Left Banke, The Pretty Things, The Move, Gerry & The Pacemakers, The Heard, Manfred Mann, The Blue Magoos y tantos otros.
Por ahora solo resta empalagarse con “Una Celebración al Rock Argentino”, que no son ni más ni menos que 206 canciones interpretadas por 106 artistas que contribuyeron a fundar, o en otros casos, a recrear, la primera etapa de nuestro rock argentino.